miércoles, 4 de mayo de 2011

Educación Nutricinal en niños con Síndrome de Down

Los niños con Síndrome de Down crecen algo más deprisa que el resto de los niños, aunque según pasan los años ese crecimiento va reduciéndose de ahí que su estatura sea inferior a la media. También de ahí que sus necesidades de alimento sean algo menores que las de los niños sanos aunque su hambre no disminuya, por existe una tendencia a padecer sobrepeso u obesidad.



El exceso de peso puede provocarles enfermedades como el hipotiroidismo, que su
tiroides no funcione con normalidad, puede agravar alguna enfermedad como las cardiacas o la hipotonía muscular (disminución del tono muscular). También suelen tener problemas al masticar por la malformación en su boca ya que los dientes suelen salirles tarde y a veces la distribución de las piezas no es la correcta o su lengua es algo más grande que la boca dificultando el comer.

¿ POR QUÉ? 

He elegido este trabajo porque los niños con esta enfermedad necesitan ayuda, bueno, mejor dicho, no solo hay que ayudar a los niños, sino también educar a las madres de estos niños, que muchas veces ellas no aceptan el hecho de que su hijo tenga esta enfermedad o no lo saben llevar y por eso muchas veces los llevan a clínicas, para que ahí los cuiden mejor, pero no tiene porqué ser así, sino que un niño, ¿ dónde va a crecer mejor que en su casa, con sus padres y el resto de familia?, en ningún sitio.


¿QUÉ?
Las anomalías congénitas del tubo gastrointestinal son un aspecto sumamente importante en la dismorfología propia que caracteriza a las personas con síndrome de Down.
Mediante los avances técnicos y unas técnicas quirúrgicas seguras, su impacto sobre la calidad de vida ha quedado notablemente reducida. Gracias a un trabajo interdisciplinar y colaborativo por parte de cirujanos, pediatras, fisioterapeutas, especialistas en lenguaje y alimentación, muchos problemas médicos se van superando, ofreciéndose a los padres orientaciones y estrategias adecuadas que permiten no sólo la nutrición, sino también el desarrollo emocional, la autonomía personal y el desarrollo de la motricidad de los órganos de la alimentación y del habla.
Por tanto, sabiendo todo esto, lo que en este blog vamos a hacer es, intentar dar soluciones a muchos de los problemas que se les plantean a las familias que tienen que sobrellevar esto.
Los hábitos que vamos a recomendar seguir en la alimentación de un niño con Sídrome de down.

  • No darles toda la comida en puré, hay que acostumbrarles a masticar para mejorar su musculatura, siguiendo el mismo ritmo que con cualquier niño pero teniendo paciencia ya que a veces tardan más en acostumbrarse.
  • Cuando se comience la comida sólida intentar que todo tenga más o menos la misma textura y tamaño no mezclando los alimentos para que no se atragante.
  • Comenzar triturando los alimentos y más adelante probar a aplastarlos con el tenedor para que vaya aprendiendo poco a poco.
  • Cuando ya controle el masticar proporcionarle los alimentos cortados en trocitos para que experimente, aunque no tenga todos los dientes y mastique con las encías, recordándole que debe masticar bien los alimentos.
  • Procurarle una dieta baja en grasas decantándose más por las de tipo vegetal pero procurando que no le falte ninguno de los nutrientes necesarios en la alimentación.
Y sobre todo tener mucha paciencia con estos niños y no dejar de brindarles cariño en todo momento.



¿PARA QUÉ?
Para que puedan tener una vida normal, ya que, los problemas nutricionales y alimenticios en neonatos y las futuras repercusiones son un tema poco estudiado.
Si se tienen en cuenta toda una serie de informes clínicos y estudios en bebés y niños, estos indican que determinadas personas con Síndrome de Down presentan condiciones que requieren una terapia nutricional, o que éstas pueden ser evitadas si se sigue una normativa de nutrición previamente establecida. Existen además toda una serie de aspecto psicosociales en las relaciones padre-hijo, que unidos al retraso en el desarrollo pueden ocasionar que algunos lactantes y niños tengan un aporte de nutrientes poco adecuados.
¿CON QUÉ?
La forma en la que vamos a educar a estos niños, es desde casa y a través de los padres, ya que los padres son los que los crían desde pequeños y que al igual que el resto de niños, aprenden de los que los padres hacen, por tanto, es el modo en el que podemos hacer que estos niños aprendan a tener una vida normal.
También se recomienda la actividad física que se debe realizar de las dos formas siguientes:

- Actividad física rutinaria y diaria. Ir andando al colegio o a hacer recados, en distancias que no superen los 30 minutos andando (según las edades y circunstancias, pero venciendo un poco la resistencia natural a andar), no usar el ascensor, salir a pasear, participar activamente en juegos, etc.
- Actividad física programada. Al menos 2-3 días a la semana durante 30-60 minutos realizar una actividad física que esté programada. Esta actividad puede ser atletismo en sus diversas modalidades, natación, bicicleta, etc. Se debe tener en cuenta las posibilidades y costumbres de la familia y las preferencias del niño.

Pero no sólo es el ejercicio físico. También el mantener una vida activa, participar en actividades de grupo, incluso tener un grupo de amigos, puede ayudar tanto a prevenir como a tratar la obesidad. No perdamos de vista que el objetivo final no es sólo la pérdida de peso sino la adquisición de hábitos de vida y alimenticios saludables, contribuyendo así a la mejora del bienestar.

¿COMO?

Se ofrecen algunas orientaciones o pautas de intervención que ayudarán a los padres, apenas nacido el niño, ante los problemas de alimentación y que al mismo tiempo servirán desde el aspecto logopédico para la alimentación y el entrenamiento precoz de los órganos fonoarticuladores y el desarrollo de la competencia comunicativa en el bebé y niño con Síndrome de Down de forma temprana:
  • Insistir en las técnicas de colocación y manejo del bebé con Síndrome de Down mientras se le alimenta. Asegurarse de que el bebé está totalmente despierto antes de darle de comer. Es importante que el bebé esté posición vertical o semivertical y hay que sostenerle bien la cabeza . la madre debe aguantar la barbilla del bebé mientras se le da de comer; así se va consolidando la mandíbula hasta que mejore el control muscular. No se le debe alimentar si está echado o sentado con la cabeza inclinada hacia atrás, ya que podría introducirle asfixia o aspiración pulmonar.
  • Antes de dar de mamar es conveniente eliminar las mucosidades de la boca y la nariz del bebé con una jeringuilla llena de suero  fisiológico para facilitar la respiración del bebé mientras se le alimenta. Hacer salir algo de leche del pecho para estimular en el bebé “el reflejo de hocicar” y atraerlo hacia el pezón.

  • Si se alimenta al niño con biberón y su succión es débil o se cansa fácilmente mientras se alimenta, podemos ampliar un poco el orificio de la tetina para que la leche fluya con mayor facilidad. En ocasiones es posible estimular la succión dando el alimento al niño con un movimiento circular, presionando suavemente de vez en cuando la tetina contra el paladar y después contra la lengua.

  • Si el bebé presenta una marcada hipotonía muscular orofacial, podemos usar una tetina especial para niños prematuros, que es más blanda y más larga. No debemos olvidar el uso del chupete, ya que ayuda a mejorar la succión, estimulando al bebé a apretar los labios y a retraer la lengua.
  • En el primer año de vida, hay que mejorar el déficit motor en el lenguaje, para ello hay que mejorar la fuerza de la musculatura orofacial con un programa de masaje de labios, estimulando el reflejo oral de búsqueda mediante el dedo, la tetina del biberón o el chupete.
  • Una de las mayores dificultades que se les plantea a los padres con niños con Síndrome de Down es pasar del biberón a las papillas o de éstas a una comida sólida. Los bebés lloran, cierran la boca y mueven la cabeza de un lado a otro, escupen lo que tienen en la boca o vomitan, una vez han tragado la comida. Es conveniente tener en cuenta que muchos niños suelen rechazar los alimentos que les resultan nuevos y que, con frecuencia, es necesario insistir numerosas veces hasta que se habitúan a su sabor, olor, consistencia o a algunas de las otras características del mismo. No tienen que preocuparse, porque estos niños tardan más en pasar de una textura a otra o retardan su masticación para así retardar el paso al otro alimento.
  • Algunos niños tienen a tener la boca abierta, lo que incrementa la dificultad para llevar el alimento a la parte posterior de la boca. A veces la lengua empuja el alimento hacia afuera. Esto podemos evitarlo colocando una cuchara sobre la lengua y presionando suavemente hacia abajo. Si se le presiona simultáneamente con suavidad el labio superior hacia abajo y la barbilla hacia arriba, el niño con Síndrome de Down aprenderá progresivamente la experiencia sensoriomotora de cerrar la boca.
  • Si encontramos que en el niño el reflejo de morder es demasiado fuerte, es conveniente frotar sus encías con un dedo antes de las comidas, así como emplear una cucharita más pequeña y dar papillas que fomenten la actividad masticadora.
  • Debemos introducir gradualmente diferentes sabores y texturas de alimentos en los purés o papillas. Si el niño se atraganta al ingerir, podemos diluir la comida un poco eligiendo los alimentos de textura más suave y cuando tolere esas comidas, introducir esas poco a poco.
  • Es importante observar si el niño mueve la lengua con intención, para tocar la comida en distintas partes de su boca o si las retrae cuando come. Para modificar esto, se le puede hacer un ejercicio poniendo comido en el labio superior e inferior para que se limpie y haga ejercicio.
  • Hacia el segundo año aproximadamente, podemos enseñarles a comer con la cuchara. Al principio será necesario guiarles el brazo y la mano repetidas veces desde el plato hacia la boca y viceversa.
  • En cuanto a la acción de beber, al principio se les caerá de la boca la bebida, pero después aprenderán a apretar los labios. El uso de pajitas, favorece la actividad del orbicular de los labios en coordinación con la deglución.
Recomendaciones nutricionales durante la infancia

Está claramente demostrado que la lactancia materna es un factor que protege contra la aparición de obesidad durante la infancia. La presencia o ausencia de lactancia

materna y la duración de la lactancia materna están relacionados con la prevalencia de sobrepeso y obesidad. Por lo tanto, una de las estrategias para disminuir la prevalencia de obesidad en las personas con síndrome de Down es promocionar la lactancia materna.
A partir del año de vida suele bajar el apetito del niño motivado por una disminución de sus necesidades calóricas proporcional a su ritmo de crecimiento, más lento en comparación con el primer año. El niño controla su apetito y no debemos forzarlo a comer.
Otras recomendaciones generales que resultan útiles son:
Evitar igualar el concepto de "gordito" con "saludable".
No dar de comer al niño entre horas.
No utilizar la comida ni como premio ni como consuelo.

¿CUÁNDO?
Hay que fortalecer todas estas actividades desde que es pequeño el niño para intenta que el niño no tenga ningún problema nutricional o por lo menos intentar que tengan los menos problemas posibles.
¿CÓMO SE MIDEN LOS RESULTADOS?
Para ver si estas técnicas tienen resultado, lo único que tenemos que hacer es, ver que el niño coma y beba correctamente para no tener dificultades algunas o intentar que tenga las menos posibles para así que el niño pueda desarrollarse en casa con los padres y no tenga que ir a clínicas especiales y si por alguna causa tiene que ir a una clínica especializada, sabiendo comer este niño correctamente no tienen porqué estar tan encima de él.

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